El Rebeco, también llamado cabra montés ibérica o cabra montés de Cazorla, es una cabra montés salvaje muy extendida por toda la Península Ibérica. Es un excelente escalador, por lo que lo encontramos en terrenos rocosos que alcanzan hasta 1.200 metros de altitud. Al final del invierno, estos mamíferos comienzan sus épocas de celo. Buscan el contacto entre sí, buscando activamente a una pareja potencial. Estas conductas son uno de los acontecimientos más notables de la fauna ibérica, veamos cómo se comportan durante esta época y las fases del cortejo y la reproducción del Rebeco.

Temporada de celo y ciclos

La temporada de celo de la cabra montés ibérica comienza en los meses de diciembre, enero y febrero. Al principio, los machos más viejos y poderosos empiezan a buscar hembras. Se adentran en lugares rocosos o en matorrales espesos donde pueden hacer sonar sus llamadas. En los animales salvajes, los machos se encargan de hacer sonidos fuertes e impresionantes, y durante esta época no es diferente, acaban haciendo un sonido único y fuerte de «bee».

Mientras están en el monte, los machos están en busca constante de competidores para determinar su capacidad de conquista o la habilidad para dirigir la manada. Las hembras inician su ciclo de celo a principios de febrero, finalizando en septiembre. Entonces se vuelven mucho más activas y comienzan a buscar machos. Los machos detectan su olor y pueden detectarlo desde distancias de hasta 8 km. Sin embargo, la lucha y la atención entre los machos son más intensas entre finales de febrero y principios de junio.

«Césped» y Guardia

Una vez iniciada la búsqueda, los machos encuentran su lugar para «compartirlo» con una pareja. A este lugar se le llama césped. Los machos acuden a los mejores lugares para conseguir la mejor «pareja», tanto para la cría como para sucesor del líder de la manada. Los comportamientos de cortejo y territorialidad son comunes. Por lo general, los machos respetan los territorios definidos por los demás, pero a veces los más jóvenes y fuertes se atreven a invadir un territorio establecido.

Los machos también tienen la tarea de hacer la «vuelta» para proteger a su pareja. Uno o varios machos se unen contra otro oponente y comienzan a reconocer y demostrar su poder de actitud. Se dirigen al encuentro y se golpean cara a cara, provocando sonidos que pueden oírse a 4 km de distancia.

Impactamiento y Consecuencias

Al cabo de unos días, uno de los dos se vuelve más dominante, asegurándose como líder, y ahora tiene el «derecho» a tomar a su pareja. En este punto, los saludos entre ellos se inician y en poco tiempo, empiezan a apoyarse el uno en el otro y, mientras uno hace un sonido distintivo, el otro huele a fondo y lame las piernas del otro.

Con estos comportamientos, el apareamiento finalmente se inicia. Tienen un número colosal de oportunidades; llegan a tener 100 relaciones sexuales. El macho realiza entonces un último acto de ternura y tiene la seguridad de que el ciclo reproductivo continuará durante un año más.

Endogamia y recuperación

La pareja de Rebeco suele permanecer junta unos 10 a 18 días hasta que se separan, el contacto «especial» entre ambos disminuye y vuelven a sus rutinas habituales. Entonces llega el momento de esperar el brillante nacimiento de los pequeños, proceso que motiva la recuperación y conservación de la especie.

Estos momentos especiales para la especie rebeco son la mejor ilustración de cómo funciona la naturaleza. El comportamiento feroz de la cabra montés ibérica y los esfuerzos para tener un futuro sostenible constituyen una lección extraordinaria que todos deberíamos comprender y respetar. Y al final del día, la conservación del rebeco está en manos de todos nosotros.